2 Apacentad la grey de Dios
que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino
voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; 3 no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. 4 Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.
Quiero recalcar simples principios que saltan con solo leer al vuelo el pasaje.
1. Las ovejas pertenecen a Dios, nosotros no somos los dueños. Es más no derramamos ni una gota de sangre por su rescate.
2. No nos servimos a nuestro antojo de ellas, mas bien somos siervos de Dios puestos para el cuidado de ellas.
3. Nuestra recompensa no esta en tomar del rebaño nuestro salario, ya que nuestra paga proviene directamente del "Príncipe de los pastores".
Estos principios no ajustan con lo que en algún momento pensé eran el modelo para la iglesia. Fácilmente podríamos ostentar títulos como administradores, empresarios y hasta directores, pero llamarnos pastores nos debería hacer reaccionar con temor y temblor.
Es muy acertado este comentario; tristemente algunos de nuestros pastores, se han olvidado de la razón fundamental de ser del pastorado y lejos de ponerse a disposición para el cuidado del rebaño han procurado su propio beneficio.
ResponderEliminarAdmiro profundamente a los pastores que aún persisten en la oración por su pueblo, que no comen tranquilos si saben que hay ovejas con necesidad y que entregan su tiempo en servicio para el rebaño que les ha sido encomendado... es loable esa labor y Dios les recompensará enormemente.